Y te encantaría ser como ese conejo blanco que de repente desaparece en el sombrero de un mago cualquiera y que nadie se pregunta a donde habrá ido a parar. Desaparece, sin más y a nadie parece importarle. ¿Por qué no puedes ser como ese estúpido animalito?
Ansiedad, desconfianza, miedo ante lo desconocido, son los sentimientos que invaden tu mente. Incapaz de dejarte llevar, te proteges del mundo exterior tras un gran muro que tu propio subconsciente se ha encargado de crear. "Aquí estaré a salvo". Y si, efectivamente, ahí estarás a salvo de los daños que puedan hacerte los locos de ese mundo al que llamamos "nuestro", pero nunca estarás a salvo de lo más importante, de la persona que más daño pueda hacerte en este mundo. ¿Sabes por qué? Porque esa persona está dentro de ti y eres tú misma.
Lo complicado llega cuando eres consciente de que tú eres tu mayor enemiga y no eres capaz de luchar. Confusión, tristeza e inestabilidad son ahora tus estados de ánimo más frecuentes.
Ya ni tu misma te reconoces, ¿quién es la que está al otro lado del espejo? ¿dónde se ha escondido la mejor parte de ti?. Probablemente el miedo se haya apoderado tanto de ella que no quiere volver a darle una oportunidad a la realidad.
Me encantaría tenderte la mano y sacarte de lo más profundo del pozo, decirte que todo va a ir bien y que no tendrás que volver a preocuparte por nada. Que estarás a salvo. Que todo ha cambiado y eses monstruos que te atormentaron durante tanto tiempo ya se han ido. Pero por más que te busco, no consigo encontrarte....
Vuelve, que sin ti nada de esto tiene sentido.